el problema es que ya no estoy en mí, vivo hacia fuera y a mi alrededor, pero dentro de mi cuerpo ya no hay nadie. soy una casa deshabitada con polvo en las esquinas y las ventanas rotas a pedradas. me miro desde fuera y ya no quiero entrar, porque me dan miedo las arañas que me pueblan y regalé todos los muebles a la beneficiencia sin esperar nada a cambio.
tampoco me lo dieron.
no me queda la poesía ni la música ni los viajes ni el arte ni los amigos. sólo un fajo de papeles garabateados en los que una vez, hace años, estuve intentando ensayar diversas formas de escribir tu nombre. me da miedo pensar que a lo mejor nunca aprendí; y esos papeles, ese relato inacabado es todo lo que me queda ahora.
jueves, 28 de junio de 2007
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