una vez era verano y los espejos nos corrían por las venas. no hacía falta más que ser reflejo, ser verano, olerte y dejar que me olieras abandonar estas cuchillas con las que vamos armados, las mangas largas, los falsos ases e ídolos.
una vez era verano, y no teníamos más que un ojo para los dos, un aliento y doscientos besos.
foto cortesía de david.
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